martes, 27 de diciembre de 2011

Las espinacas de Popeye


¡Sabias que ..... !
Lo único que contenía hierro en las espinacas de Popeye era la lata .....
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Puede que tu madre, como la mía, te dijera en su día aquello de “come espinacas, que tienen mucho hierro y te pondrás fuerte como Popeye”. El vigoréxico marinero llegó con varias décadas de retraso a España y bastante debilitado respecto a su gran momento, la década de los 30 y los 40, cuando Popeye era tan popular entre los niños norteamericanos como puede ser hoy la Esponja Bob.
La “poción mágica” de Popeye eran las espinacas, concretamente espinacas enlatadas, que el marinero deglutía con fruición antes de zurrar a Brutus. El creador de Popeye, Elzie Segar, creía –erróneamente- que las espinacas contenían mucho hierro, pero no es así: mejor hubiera hecho el marinero en comerse un buen plato de lentejas, una mariscada o, a la desesperada, masticar la lata que contenía las espinacas.
El error procede de un cálculo realizado en 1870 por el doctor alemán Von Wolf que, mientras analizaba una hoja de espinaca, iba dictando a su ayudante los registros vitamínicos de la planta. La ayudante colocó mal una coma y transformó en 30 los 3 miligramos de hierro por cada 100 gramos que en realidad contiene la hoja, convirtiendo en una extraordinaria fuente de mineral lo que no era más que una humilde aportación. Aquel dato equivocado fue dado por bueno y repetido en otros libros de referencia hasta quedar legitimado en las tiras cómicas de Popeye (¿cómo iba a mentir un “dibu”?).
La popularidad de Popeye en el período de entreguerras hizo que las ventas de espinacas aumentaran un 33% y que la ciudad Alma, en Arkansas, se convirtiera en “la capital mundial de la espinaca”, entendiendo “mundial” en el sentido norteamericano: de México para arriba y de Canadá hacia abajo. Poco tiempo después, en los albores de la II Guerra Mundial, las autoridades sanitarias empezaron a detectar un inusual incremento de las anemias ferropénicos entre los niños: cuantas más espinacas comían los miembros de la “generación Popeye” más déficit de hierro tenían en la sangre.
El dato erróneo del porcentaje de hierro en las espinacas no fue corregido hasta 1937, diez años -y varios miles de latas de espinacas- después del nacimiento de Popeye.
Lo dicho hasta aquí no significa que debamos dejar de comer espinacas (frescas y de temporada, por favor; nunca en lata) sino que no podemos confiar en esta verdura como fuente primordial de hierro. El cuerpo humano sólo puede extraer una cuarta parte del hierro, ya de por sí escaso, contenido en la espinaca. Según los cálculos de los nutricionistas, para obtener la cantidad recomendada de hierro diaria necesitaríamos ingerir un mínimo de 2,5 kilos de espinacas en el caso de los hombres y 3,8 kilos en las mujeres.
Lecciones que podemos extraer del “affaire Popeye”: 1. Los dibujos animados no son necesariamente la fuente más fiable de información científica y 2. Una coma mal puesta puede llevar a un churumbel a un mal coma.

(  Este artículo fue publicado en el número de Agosto 2010 de Ling Magazine
6 December, 2011 | 06:00 | Historia de Iñaki Berazaluce 2  )
 

ILUSIÓN ÓPTICA

De ilusiones se vive....

¿Se mueve o te mueves?

¿Por qué no hay premios Nobel en Matemáticas?


Supongo que la mayoría de vosotros ya sabéis la respuesta a esa pregunta, pero para aquel que no lo sepa, ya se lo cuento yo: No, no hay premio Nobel de Matemáticas.

Debida a la ausencia de este galardón, se instauró en 1936 la Medalla Fields, a la que popularmente se le llama “el nobel de matemáticas” al tratarse de la máxima distinción a un investigador en esa rama, dada la ausencia del Nobel. Medalla que, por cierto, espero y confío en que consiga mi cuñado un año de éstos… Actualización: por ahí va, por ahí va…
Pero volviendo al hecho de que no hay Nobel de Matemáticas… ¿Y eso por qué? Es ampliamente extendida la leyenda que dice que porque así lo dejo estipulado expresamente en su testamento el propio Alfred Nobel.

Mmm… ¿qué iran contando por ahí los matemáticos de mí?
Se decía que en el mismo, además de especificar los premios Nobel de Literatura, Medicina, Física, Química y Paz, se establecía un veto explícito a que exista un premio con su nombre para la rama de Matemáticas.
Qué raro, pensarán. ¿Es que le tenía algún tipo de manía a los matemáticos? Pues (y siempre según la leyenda) sí. ¿Y por qué?
Pues simple y llanamente porque dicen que descubrió que su mujer se la pegaba precisamente con un eminente matemático sueco contemporáneo (Mittag-Leffer), que debía de enseñarle trigonometría a la señora al más puro estilo del Teorema de Thales de Les Luthiers:
Johann Sebastian Mastropiero dedicó su “Divertimento matemático opus 48, el Teorema de Thales, a la condesa Shortshot, con quien viviera un apasionado romance varias veces, En una carta en la que le dice: “Condesa, nuestro amor se rige por el Teorema de Thales: cuando estamos horizontales y paralelos, las transversales de la pasión nos atraviesan y nuestros segmentos correspondientes resultan maravillosamente proporcionales”.
Por cierto, que el hecho de no existir Nobel de Matemáticas no quiere decir que no hayan ganado el Nobel matemáticos, lo que ocurre es que lo han hecho en otras modalidades (sobre todo en Economía, como el famoso John Nash) Quizás el caso más curioso es el de Bertrand Russell, insigne matemático que ganó… ¡el Nobel de Literatura!
Lamentablemente para los que alguna vez la han dejado caer en un reunión como dato erudito, (entre los que, desgraciadamente, me incluyo), la leyenda es falsa. Y es fácilmente demostrable la falsedad por dos hechos incuestionables:
  • El testamento de Alfred Nobel no contiene ninguna referencia a un posible premio de Matemáticas ni a su prohibición
  • Alfred Nobel nunca se casó
Lo más probable es que quizás el químico sueco simplemente no consideraba que las matemáticas pudieran ser una fuente de “progreso y felicidad para la humanidad” al considerarlas meramente teóricas y nada prácticas (ahí se equivocaba) y posteriormente, los matemáticos (ofendidos) urdieran la leyenda.
Así que los matemáticos tendremos que buscar otro cornudo del que reírnos, ya que el bueno de Alfred se fue a la tumba con la frente bien despejada.


 

Insólito – Resuelve raíz decimotercera de un número de 200 dígitos en 70 segundos


                         El francés Alexis Lemaire, de 27 años, volvió a derrotar a las calculadoras más avanzadas y quebró el martes en Londres su propio récord, al resolver la raíz decimotercera de un número de 200 dígitos en sólo 70 segundos.
                        En una prueba desarrollada en el Museo de Ciencias de Londres, el atleta matemático calculó la raíz decimotercera de un número de 200 dígitos con sólo el poder de su cerebro en apenas 70,2 segundos, quebrando su récord anterior de 72,4 segundos.
                     Lemaire, que realiza un doctorado sobre inteligencia artificial en la Universidad de Reims (noreste de Francia), calculó correctamente la cifra de 2.407.899.893.032.210, entre las 393 trillones de respuestas posibles.
                     Ese número (2 trillones, 407 billones, 899.893 millones, 32.701) multiplicado por sí mismo 13 veces produce el gigantesco número de 200 dígitos que fue escogido aleatoriamente por una computadora.
                    “Se sentó y todo el mundo guardó silencio. Luego, súbitamente, anunció la respuesta”, relató Jane Wess, responsable de matemáticas del museo de Ciencias de Londres. “Creo que ésta es la suma más alta que jamás haya sido calculada mentalmente”, afirmó la experta.


 

El Número de Oro

                             Desde el siglo V antes de Cristo, un número ha llenado el mundo del arte, de la arquitectura... Está presente en nuestra vida social, en el mundo que nos rodea. El número de oro, también conocido como razón áurea o número de Fidias (en honor al arquitecto que diseñó El Partenón y que lo utilizó para su construcción). Es un número irracional, como el número π = 3,141592..., que se representa con la letra griega Φ y cuyo valor es 1,61803398... (con infinitas cifras decimales no periódicas), es solución de la ecuación Φ = 1 + 1/Φ


 
A ti, maravillosa disciplina,
media, extrema razón de la hermosura,
que claramente acata la clausura
viva en la malla de tu ley divina.
A ti, cárcel feliz de la retina,
áurea sección, celeste cuadratura,
misteriosa fontana de mesura
que el Universo armónico origina.
A ti, mar de los sueños, angulares,
flor de las cinco formas regulares,
dodecaedro azul, arco sonoro.
Luces por alas un compás ardiente.
Tu canto es una esfera transparente.
A ti, divina proporción de oro.
Rafael Alberti