Supongo que la mayoría de vosotros ya sabéis la
respuesta a esa pregunta, pero para aquel que no lo sepa, ya se lo cuento yo: No,
no hay premio Nobel de Matemáticas.
Debida a la ausencia de este galardón, se
instauró en 1936 la Medalla Fields, a la que popularmente se le llama
“el nobel de matemáticas” al tratarse de la máxima distinción a un investigador
en esa rama, dada la ausencia del Nobel. Medalla que, por cierto, espero y
confío en que consiga mi cuñado un año de éstos… Actualización: por ahí va, por ahí va…
Pero volviendo al hecho de que no hay Nobel de Matemáticas…
¿Y eso por qué? Es ampliamente extendida la leyenda que dice que porque así lo
dejo estipulado expresamente en su testamento el propio Alfred
Nobel.
Mmm… ¿qué iran contando por ahí los matemáticos
de mí?
Se decía que en el mismo, además de especificar
los premios Nobel de Literatura, Medicina, Física, Química y Paz, se establecía
un veto explícito a que exista un premio con su nombre para la rama de
Matemáticas.
Qué raro, pensarán. ¿Es que le tenía algún tipo
de manía a los matemáticos? Pues (y siempre según la leyenda) sí. ¿Y por qué?
Pues simple y llanamente porque dicen que
descubrió que su mujer se la pegaba precisamente con un eminente matemático
sueco contemporáneo (Mittag-Leffer), que debía de enseñarle trigonometría a la
señora al más puro estilo del Teorema de Thales de Les Luthiers:
Johann Sebastian Mastropiero dedicó su
“Divertimento matemático opus 48″, el Teorema de Thales, a la condesa Shortshot,
con quien viviera un apasionado romance varias veces, En una carta en la que le
dice: “Condesa, nuestro amor se rige por el Teorema de Thales: cuando estamos
horizontales y paralelos, las transversales de la pasión nos atraviesan y nuestros
segmentos correspondientes resultan maravillosamente proporcionales”.
Por cierto, que el hecho de no existir Nobel de
Matemáticas no quiere decir que no hayan ganado el Nobel matemáticos, lo que
ocurre es que lo han hecho en otras modalidades (sobre todo en Economía, como
el famoso John Nash) Quizás el caso más curioso es el de Bertrand
Russell, insigne matemático que ganó… ¡el Nobel de Literatura!
Lamentablemente para los que alguna vez la han
dejado caer en un reunión como dato erudito, (entre los que, desgraciadamente,
me incluyo), la leyenda es falsa. Y
es fácilmente demostrable la falsedad por dos hechos incuestionables:
- El testamento de Alfred Nobel no contiene ninguna referencia a un posible premio de Matemáticas ni a su prohibición
- Alfred Nobel nunca se casó
Lo más probable es que quizás el químico sueco
simplemente no consideraba que las matemáticas pudieran ser una fuente de “progreso
y felicidad para la humanidad” al considerarlas meramente teóricas y nada
prácticas (ahí se equivocaba) y posteriormente, los matemáticos (ofendidos)
urdieran la leyenda.
Así que los matemáticos tendremos que buscar otro
cornudo del que reírnos, ya que el bueno de Alfred se fue a la tumba con la
frente bien despejada.
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